Cambiar de carrera

Muchos son los jóvenes que se encuentran ante la gran disyuntiva de continuar o no con la carrera que han elegido. Algunos toman rápidamente la decisión y actúan en consecuencia. Otros, mientras tanto, necesitan de un período de asimilación más prolongado para poder decidir si continuarla o abandonarla.

Si este es tu caso, seguramente debes estar experimentando un sinfín de emociones, horas de reflexión, dudas y angustia.

¿Por qué estoy considerando un cambio de carrera?

Los motivos más frecuentes para pensar en cambiar de carrera son los siguientes:

  • Idealización de la carrera: tal como hemos mencionado en otro artículo, en muchas oportunidades la falta de información sobre la carrera, la formación de una imagen errónea acerca de la misma, la idealización del mundo universitario, son algunas situaciones que llevan a preguntarse sobre lo acertado de la elección.
  • Fracaso en exámenes: la primera tanda de parciales suele ser un momento clave en la trayectoria universitaria. Es lo que los jóvenes asumen como “indicador” de lo que será su futuro educativo. Lo que hay que diferenciar aquí es si el supuesto fracaso, que no es más que un pequeño tropiezo, se debe verdaderamente a una cuestión vocacional o si está más relacionado con una inapropiada modalidad de estudio o con dificultades en la organización. Dentro de este punto debemos mencionar la importancia del nivel educativo previo. Si la educación secundaria recibida ha sido pobre o cuando no se ha preparado lo suficiente al alumno para afrontar las exigencias de un primer año universitario, los resultados pueden ser negativos. El protagonista se encontrará sin herramientas para manejar tanto los contenidos como las situaciones que se le van presentando.
  • Incertidumbre vocacional: tiene lugar cuando la pregunta central del cuestionamiento es “¿es realmente esto lo que quiero para mi vida?”, “¿es ésta la carrera para mí?”. Suele surgir cuando, una vez insertados en la facultad, conociendo otros estudiantes y profesionales del rubro, sentimos que tal vez ese no sea el lugar para nosotros.

Existen algunos momentos que son particularmente vulnerables para los replanteos de carrera. Uno es, tal como mencionamos, a mediados del primer año en la universidad, con los primeros exámenes. Otra instancia particular se da aproximadamente en el tercer año, cuando se promedia la cursada, las materias empiezan a ser más específicas y hay un mejor reflejo de lo que implican tanto la carrera como la profesión.

Cualquiera sea el caso, cualquiera sea el motivo, nada está perdido y, por el contrario, aún te aguarda un gran desafío. Nosotros podemos ayudarte en esta etapa. En solo 6 sesiones de reorientación, vas a poder definir claramente si seguir o cambiar, de qué manera, a cuál en caso de hacerlo, etc… Lee más sobre la ayuda que te ofrecemos desde nuestro proceso de reorientación vocacional personalizada, clickeando aquí.

¿Cuáles son los sentimientos que acompañan y dificultan el cambio de carrera?

Previamente compartimos algunas razones por los que puede surgir el deseo de efectuar un cambio de carrera. Todos estos motivos suelen estar acompañados por ciertos sentimientos que hacen que la decisión resulte más difícil.

El primer sentimiento que suele aparecer es el miedo, acompañado por la culpa y la vergüenza:

  • El miedo ante lo desconocido, ante la inseguridad, ante la opinión familiar.
  • La culpa por el “tiempo perdido”. Este pensamiento es recurrente en todos los alumnos que consideran un cambio de carrera. Hay una tendencia a ver el tiempo invertido como si fuera un tiempo desperdiciado. También la culpa nace con la destrucción del “plan de vida” imaginado.
  • La vergüenza… ante la posible mirada ajena. Las comparaciones con otros compañeros de la escuela secundaria o de la carrera hacen que haya un sentimiento de inferioridad que no aporta nada positivo.

Entre estos sentimientos, aparece el aspecto social, que pide cada vez una incorporación más precoz al mundo laboral profesional. A esto se le suma otra necesidad, por parte de los alumnos: la de finalizar los estudios lo antes posible para poder comenzar a trabajar y poder solventarse. En su conjunto, todo hace que la presión al momento de pensar en un cambio de carrera sea mayor y la decisión se haga más difícil.

Consejos prácticos para tomar la decisión de dejar o continuar una carrera

Lo primero que debemos hacer es restarle la connotación negativa a la duda. Por supuesto, la misma como tal e indefinida, no tiene ningún propósito. Sin embargo, puede ser muy positiva si conduce a la acción, si nos lleva a informarnos, a averiguar, a repreguntarnos, a evaluar, a poner a prueba. La duda nos puede conducir a crecer y a elegir libremente.

Como mencionamos ya, antes de efectuar un cambio de carrera, es necesario conocer los motivos. Una vez diferenciados estos, podremos saber cómo proseguir.

  • Si tu problema radica en una inadecuada modalidad de estudio o un tema de desorganización, el apoyo universitario o algún tipo de tutoría podrían resultar de gran ayuda. Te sugerimos consultar en tu universidad si cuenta con algún servicio de apoyo especial para ingresantes. Usualmente, los mismos son conducidos por profesores o por alumnos más avanzados en la cursada, que pueden, además de ayudar desde un plano esquemático, compartir sus propias experiencias y vivencias.
  • Si la incertidumbre tiene como base un tema vocacional, lo cual es muy habitual, es de suma utilidad la realización de un proceso personalizado de reorientación vocacional, independientemente de si realizaste o no en su momento algún tipo de orientación vocacional para elegir tu primera carrera. Como bien mencionamos en otros artículos, la vocación es algo dinámico, en constante formación.

Lo más importante es que comprendas que permitirse pensar sobre lo que te gusta o no y probar es perfectamente natural y que, seguramente, si lo que has elegido no se condice con lo que realmente querés hacer, vas a sentir un gran alivio cuando hayas seguido tu vocación.

Lo primero que debés buscar es restarle dramatismo a la situación para así poder trabajar sobre lo que realmente importa. Es fundamental que puedas correrte del lugar de “lo que no hice”, “lo que no pude”, ”lo que no fue”, para concentrarte en lo que sí deseas y lo que vendrá. Todo lo que hayas aprendido, más que una perdida, es una inversión, que seguramente te servirá en algún momento de tu vida. Si tenés posibilidad conversá con adultos al respecto, y podrás comprobar cómo en general de todas las experiencias han extraído aprendizajes valiosos.

Si estás pasando por esta situación, no dudes en consultarnos acerca de las alternativas para realizar un proceso de reorientación de carrera de manera personalizada. Es una inversión para tu futuro y para solucionar la angustia que sientes en el presente por convivir con este problema.

También puede ayudarte este post: ¡Qué difícil es decirles a mis padres que quiero cambiar de carrera!

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