Las 7 ventajas principales de mis debilidades

7 ventajas de mis debilidades

 

Siempre recomendamos descubrir nuestras fortalezas y aprovecharlas al máximo en lugar de lidiar con nuestras debilidades. Es lo más productivo, lo más eficiente, y sobre todo lo más satisfactorio para nosotros mismos.

¿Pero qué sucede cuando por cuestiones de la vida, o mejor dicho por otras decisiones propias que hemos priorizado, estamos en un ámbito de trabajo no propicio para expresar nuestras fortalezas sino que más bien tiende a exponernos a nuestras debilidades?

Alguien que conozco está en esa situación. Lo conozco casi como a mí mismo. Mejor dicho, exactamente como a mí mismo. Para escribir esto que escribo, lo entrevisté y le pregunté qué ventajas tiene lidiar con las debilidades. Acá transcribo sus palabras:

Concretamente, estoy trabajando fuertemente en internacionalizar mi empresa en otro continente, en los cuales se habla además varias lenguas, no siendo ninguna de ellas exactamente la mía. Algunas de las dificultades principales que enfrento:

– no tener un nivel de nativo ni avanzado en esas lenguas,

– encontrar un mercado muy diferente al que conozco, con una idiosincrasia muy diferente,

– carecer de una red de contactos local al no haber ni vivido, estudiado ni trabajado acá anteriormente.

 

Y referido a estas debilidades, ahora sí, comparto mi lista de las 7 ventajas principales de mis debilidades:

1- Me obligan a ir más despacio

Necesariamente tengo que ir más lento al leer en otro idioma, y mucho más aún al querer hablar o escribir. Eso, si bien genera un esfuerzo para ciertas neuronas, a otras les está dando más respiro, más tiempo para conectarse.

2- Me llevan a delegar

Cuando no queda otra opción, me encuentro teniendo que delegar cuestiones que antes jamás hubiera delegado. Claro que tampoco cambié tanto, por lo cual luego de recibir lo que prepararon para mí, termino corrigiendo y cambiando varias cosas. Pero al menos hay una base sobre la cual trabajar y no arrancar de cero con mis herramientas de segunda mano.

3- Me enseñan a decir que no

Ahora que sé lo que me cuesta (en tiempo y esfuerzo mental y anímico) diseñar un proyecto y preparar una propuesta, aprendí a descartar ciertos pedidos u oportunidades “tentadoras”. A evaluar con más recelo las probabilidades y los costos antes ocultos.

4- Me permiten valorar lo que sí tengo como fortalezas y daba por sentado

Conscientemente, me doy cuenta de los recursos que tengo para expresarme, transmitir entusiasmo, liderar, enseñar, vender, etc.. en mi idioma. Lo sabía, pero nunca lo vi tan claramente como al estar tan fuera de mi zona de confort.

5- Me mantienen despierto

No hay nada que pueda hacer en “piloto automático”. A decir verdad, más que mantenerme despierto, muchas veces literalmente me quitan el sueño. Por ejemplo, cuando luego de lidiar horas y horas para redactar un email en francés, quiero irme a dormir pero me encuentro con los ojos cerrados aún pensando en cómo expresar lo que quería expresar y no pude.

6- Me permiten excusarme por malentendidos

El famoso “yo-no-compro-pan” (je ne comprends pas, en francés..) se puede usar. Con discreción, claro, porque tiene una fecha de vencimiento esta excusa. Y porque tampoco me gusta eso de no hacerse cargo, pero que está esta ventaja, es innegable.

7- Me facilitan justificarme a mí mismo mis propios fracasos y bajones

Esta es la ventaja más peligrosa. Funciona; es una ventaja porque en el momento alivia. Pero a largo plazo, si no nos sinceramos con nosotros mismos; si no indagamos más a fondo para ver qué nos sucede internamente más allá de estas circunstancias, corremos el riesgo de quedarnos atrapados en un salvavidas de plomo. Que nunca buscaremos siquiera resolver.

 

Y una ventaja adicional, que no requiere más explicación que el título:

8- Me dan letra para escribir este post.

 

¿Alguna opinión que quieras compartir? ¿Alguna ventaja que se me haya pasado por alto? ¡Para eso está la sección de comentarios acá abajo!

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